Las precipitaciones contienen óxidos de nitrógeno y de azufre que reaccionan con el agua y forman ácido nítrico y sulfúrico, lo que crea la lluvia ácida.
Las precipitaciones contienen óxidos de nitrógeno y de azufre que reaccionan con el agua y forman ácido nítrico y sulfúrico, lo que crea la lluvia ácida.